miércoles, 27 de mayo de 2009

Revelaciones.
MORAVIA OCHOA LOPEZ

Por: Margarita Carrera
(guatemalteca)

Algo que se hizo patente en el Congreso de Escritoras y Escritores, celebrado en Octubre en Panamá¡, fue el escaso conocimiento que se tiene de la obra de los (as) autores (a) centroamericanos(as). En efecto, en las ponencias presentadas en el mismo, observamos que existen escritores (as) excelentes, pero que son totalmente desconocidas en CentroamÃmerica, no digamos en Latinoamèrica. Tal es el caso de la poeta y narradora panameña Moravia Ochoa Lopez, quien me obsequió³ dos libros que me impactaron profundamente: fue La casa inmaculada"(poemario) y "Las esferas del viaje". Cuentos escogidos. Moravia es una poeta y narradora fuera de serie. He aquí­ un poema: "Trepadora traspasa/ levántate como lo harí­a el viento/ violento/ y no te agaches/ es mejor ir marcada por un loco dolor/ que no tener sino silencio/ es mejor ir profunda/ que ser la plana tierra sin rosal o sin nada..".

La originalidad de esta escritora se da tanto en sus poemas como en sus relatos. Por algo, Enrique Jaramillo Levi (escritor panameño que tuvo a su cargo la organización del Congreso), al escribir el prólogo a "Las esferas del viaje", señala que Moravia funda "una literatura personalí­sima, auténtica, hondamente social a pesar del tono intimista, a ratos confesional. A partir de su soledad, con sus relatos "hechos de silencios arma un diálogo consigo misma, un dialogo-monólogo, capaz de conmover al lector más frí­o. También puede observarse su talante enigmático y abrumado por la nostalgia o la tristeza. Asimismo, la poeta lí­rica que hay en ella se filtra en sus narraciones que llevan una fuerte carga autobiográfica conmovedora.

No se trata de otra escritora que hace alarde de su feminismo, sino de alguien profundamente humano que emplea la palabra como nunca antes lo ha hecho mujer alguna. Quizás por ello ha sido injustamente relegada. Pionera de la femenina modernidad literaria panameña, esta autora hace una narrativa diferente difí­cil de clasificar. Leamos un trozo de "Aguacero": Una tristeza feroz abrí­a la boca a cada uno de sus pasos. La muerte la rondaba en el sentido inverso de lo que ella supuso siempre que serí­a la muerte. Estaba allí­, calzada de niña buena con su saco de huesos medio ocultos, la tristeza. Ya se le vei­a, suave, suave, y ella tení­a esa tristeza feroz adentro. Así­ era la muerte. Un poco de tristeza suficiente para que no se diga que es alegre, para que no se diga, para que no se piense ˜viene sin más, que ˜no avisa , todas las veces..." Pero en sus narraciones no sólo habla de su dolor oculto, también de esa Panamá herida de muerte cuando fue bombardeada por la fuerza aérea de los EEUU en diciembre de 1989. Leamos este trozo de "Juan Garzón se va a la guerra": "Este es el ejército de los estados-unidos se oí­a por los altoparlantes (Y¿qué rayos será eso que se oía como trueno?), las calles se vistieron de sangre, rodaban los cuerpos, una tanqueta planchó la carne mulata de Nené muerta, los niños pedían a gritos que mamá los cargara en sus brazos, los que dormían despertaban locos por el estruendo, abuelito en silla de ruedas no podi­a moverse por sí­ mismo, llévatelo al hombro, bajalo tú". Moravia no es académica, ni lo pretende. Lo que cautiva en ella es su espontaneidad, su sencillez, su frescura, su talento hondo y puro.














YO MUJER, LA GAVIOTA


1.
Cuatro instantes salvados a la nada
cuatro cuadros al òleo en el tù y yo,
tù jugando, buscando entre las alas
piernas, potranca, flor de la guayaba
tesoros de otros años que procesan
humedades recònditas y vivas
cuevas afortunadas y azarosas
en la humildad briosa, en los escaños
de los minutos apurados, torpes,
lotos que abro, para ti ganados
al tiempo de vivir para tus años
un goce que por gozo es un dolor
2.
Oh dèjame tus ojos, roce, ganas,
tu modo de ofuscarme el corazòn
que te viva despierto en esa luna,
crèame, viveme, dame del sustento
que te bebes diciendo es alimento
o lo bebo contigo, condimento
amor de norte a sur
3.
Ay què tortura de animal que dura
como un polluelo pìcoteando el alma
lastimando la carne que lo apura.
Y no hay rencor.


4.
Por el contrario, amor, dèjame en vela,
deja tu nave desplegada en esto
que fui y que soy.
Dormir en ti quisiera, yo la estela
puertas abiertas dejo entre mis ojos
sin que haya error.

5.
Cuatro instantes salvados, travesaños,
constantes y voraces, amarrados
como una ostra a su vital clamor,
no dejes que se apaguen; cosa nuestra
es el incendio seminal que arde
y premia los apremios del arcàngel
de los templos sagrados, nuestros cuerpos
que se vieron ayer y siempre hoy


6.
En dìas luminosos, sin fracaso,
de impulso irreverente , perturbado
por la culpa que llevo sin pecado
yo me doy al recuerdo postergado,
abro los sellos y àvida las letras
de aquella historia leo ,paz segura.
La magia y la promesa son premura
llana en la frente que tu ser conjura
a mi favor
oh angel sosegado
que entrega la pasiòn y lo apostado.
en introito que espero y no ha llegado.


7.No te ladre la noche ni la tarde,
ven a buscarme porque estoy de fuego
voraz el vuelo y la palabra que arde
la voz con que conoces que me entrego.

8.
Si me llamaste hoy, y si mañana
telaraña creciera en la ventana
por donde con empeño entraste tù
si terminara un gajo del planeta
un pedazo del mar que no tuvimos
un clavo de la barca que no fuimos
queda un gajo mayor, una montaña
frutales que vivimos y comimos
cuerpos que atravesara lo fogoso
dueño y dueña soñando y anhelando
el fèrtil Dios.

9.

En el adentro todo es perdurable
eres y estàs, estoy y estàs
oh alma de gigante,
roble, encina
torre y jofaina cuando somos.

10.

Luna llena de sol yo la hechicera
la que habla el instante y la dulzura
recia madera y flor que se deshace
tormento que me gana
oh fruta oh avellana y juramento
que sin jurar complace en el amor.

11.

Eres costal de apremios, siempre hogaza
de alegrìas supremas,
a tu merced me dejo, no reniego
que ser mujer es mucho màs que cielo
porque cielo me llamas
porque me dices diosa
porque virtudes tengo que te cambian entero.

12.

A veces eres paz, a veces el deseo
a veces la nostalgia o la alegrìa
a veces ola, viento a veces
pero siempre està el fuego.

13.

Apura y no te apures, conjura y no conjures,
atisba y llega, mago, te lo ordeno
aquì estoy en tu cruz arquera desde el fuego
que tù proclamas, escorpiòn de acero,
y entonces soy lo que en ayer quisiste,
mar pacìfico, flor, nacida en mis cabellos
para que la deshagas y de nuevo la vistas
con pètalos de roce codicioso y mundano
bajo la blusa fràgil de un noviembre en enero.

14.

yo mujer,la gaviota, caracol y deseo
soy como me quisiste
soy como me pediste : cielo, estero
agua de càntaro en todo su albedrìo
red y dominio que a tu casa envuelve,
luz de acero.

martes, 26 de mayo de 2009

MORAVIA OCHOA
HABLA CON ROSALINA OROCÚ, PERIODISTA.


La poesía entró a través de la puerta grande: la de la inocencia y los pocos años. o quizás ya venía conmigo desde el vientre de mi madre Isabel María, la María Bonita de mi padre colombiano, don José Vicente. En ambos casos, la puerta sería la de la inocencia, esa misma que mantiene viva mis vértebras y nervios, mi piel para ser más exacta. En los primeros años escolares se decía por los pasillos que yo era una buena declamadora y en efecto me ponían a declamar, pero lo que no sabían era que yo me sentía poeta, que un duendecillo travieso me decía palabras en el alma y yo las dejaba por allí en las páginas en blanco del cuaderno, de los libros, sin saber que era poesía lo que ya iba haciendo. Poesía sencilla que hablaba de una niña que iba por la vida con sueños y presencias, mamá especialmente estaba en esos versos. Fueron los comienzos. Luego en primer año, un profesor, don Justo Casero me dio una alegría. Al principio no supe valorar esa alegría, solo la viví, me sentí feliz porque él había hecho una página para mí en el periódico escolar. No continuaré hablando sobre ello porque en fin, no soy tan importante como para tener cosas extraordinarias dignas de ser contadas, aunque a veces peco de vanidad y ciertamente de un modo u otro creo en mí .Lo de los Premios Miró siempre ganados honorable y responsablemente son historia conocida. y si no la conocen, quede de tarea para los jóvenes y para los no jóvenes. Enseñar y aprender son cosas que deben estar siempre vigentes en el decursar de la vida. Un detalle: no concursábamos por dinero. Lo hacíamos porque sí, por eso de que los duendes, las hadas y las ilusiones que nos viven, obligan a la palabra cuando se es escritor, obligan a las notas musicales a ser bellas cuando se es músico, y obligan a los colores a sembrar de arcoiris el lienzo cuando se es pintor,. Fusas y semifusas, colores y sentimientos, paisajes del corazón con que uno llega a la vida. Creo esto explica un poco el comienzo de las expresiones artísticas, incluida la poesía, en el hombre. Lo demás es oficio, el ejercicio permanente de intentar la belleza.

2- Podría definirla como una cuerda que es tocada por ángeles que pasan por tu vida. el ángel del amor, de la tristeza, de la alegría, de la nostalgia, la esperanza, en fin, de todo lo vital y más, para hacer de la palabra una melodía prodigiosa que te hace feliz cuando logras decir lo que en verdad quieres manifestar. Esos ángeles de la poesía duelen cuando mides el dolor propio o el ajeno; exigen, son muy exigentes cuando aspiras vivir y dejar para los hijos y los hijos de los hijos un mundo limpio, una agua pura donde el hombre beba de los profundos ríos de la nobleza humana que nos lleva a elevarnos, a desear, a pensar y a hacer cosas bellas. Todo lo bello es bueno, del corazón procede. Y al revés. Todo lo que del corazón viene es bello. Por eso amar es bello Y dar es bello. Y ser bueno y noble es hacer poesía. No reconozco a quien se dice poeta y no lleva en sí la nobleza. No hablo de ser perfecto. Perfecto, Dios. Hablo de mirar y pulir lo que del corazón sale, lo que el corazón da. Aquí estoy hablando también de otro de los milagros de la poesía. Si somos poetas, la poesía nos hace buenos y de muchas formas, bellos.

3- Me interesa todo lo vital, lo humano con sus perfecciones e imperfecciones. En verdad todo acto de amor es bello si ocurre dentro de un fuego de ternura. Me ocupo de escribirlo. Yo no busco temas, ellos están en mí, me buscan, son mi fuente, el mar donde mi corazón se hace arena suave, la más suave arena que puedas conocer. No importa si hablas del dolor, de las guerras horrorosas, de los odios y de las avaricias desde naciones poderosas pero crueles, torpemente crueles. No importa si hablas de la muerte, de la depravación, de todo lo terrible. No importa si el tema lo recibes de los siglos con un mundo a cuestas de preguntas no resueltas aún .No importa si el asunto de tu poesía, de tu pintura, de tu música, de tus cuentos son los problemas que nos ha tocado vivir en este fin de siglo pasado y principios del actual. Todo ello hay que decirlo para que conste en el fututo que no fuimos geniales pero tampoco indiferentes al dolor .A veces nos sentimos agobiados por la desesperanza pero el deseo de mejores tiempos para los que estamos aquí, y para los que vendrán después nos llena la mente, los pensamientos, y negamos la maldad, llegamos a la conclusión de que el ser humano no puede ser tan malo por tantísimo tiempo. Sentimos que un nuevo espíritu, renovado, generoso, llegará al mundo y verá con horror todo lo que fue destruido. Siento que el hombre o se destruye para siempre. Hay que hacer la lucha. Ese es el compromiso. Un compromiso de amor que el planeta necesita.


4- Una sola, el corazón que mira con piedad, tratando de entender, tratando de amar y de apostar por la felicidad colectiva. Creo que es el sueño que Dios quiere que soñemos. Esa es la Musa, el ángel, la divinidad en nosotros haciéndose escuchar para que otros a su vez vean y escuchen, entiendan y mejoren. En fin, digo como me nacen las palabras. Pero si lo que deseas saber es a qué poetas he leído más y con más gusto, te diría que a muchísimos: Castro Saavedra, Neruda, Otto René Castillo, Martí, Korsi con su bello "Nocturno en gris", García Lorca, León Felipe, Whitman, Carilda Oliver Labra, Juan Ramón, una larga lista, porque si otra cosa debo añadir es que soy lectora voraz.

5-No me interesa hacer "poesía erótica", hago poemas donde el amor habla e impone sus reglas que el poeta confiesa. Es todo. Cuando vives el estado de poesía es como cuando deseas cantar, lo haces con ganas, la voz fluye, te reconoces en ella y te sientes bien, más buena, más noble, más tú. Nada difícil

6-Escribir exige compromiso. Si no estás comprometido con todo lo vital , si no intuyes o adoptas una responsable posición frente a hechos humanos dolorosos o felices, colectivos, individuales o ambos, si no pones corazón en lo que ves y tocas , si no sabes valorar lo que la vida vale , de qué vale ser poeta. Tengo un compromiso con la vida, un compromiso conmigo, un compromiso con seguir el ejemplo de los mejores. Por eso vivo. Y tengo días alegres porque sé que aún puedo luchar y aportar y pegar gritos poéticos para que el mundo pequeño de mi país abra los ojos y se niegue a ser más soportador de lo que ya es. No soporto ver a un pueblo que sufra y sea indiferente, que sienta el golpe y no pelee. El arte es arma y compromiso. La poesía lo es.

7- Me agrada un librito extenso aunque no se note porque lo hice en edición de bolsillo: La casa inmaculada (poemas), en 2005. Me felicito por las denuncias que he hecho sobre violencia contra la mujer en el cuentario En la trampa y otras versiones inéditas (1997).Me agradan muchísimas de las cosas que escribo y encuentro a cada rato por allí en mis agendas, en hojas sueltas, en cartapacios. Aprecio mi libro de cuentos Juan Garzón se va a la guerra, con sus cuentos sobre la invasión, me gusta leer varios de mis poemas: Mujer, marca sagrada, Nosotros los poetas (parte inédita), Yo mujer, la gaviota. Parte de este material ha sido puesto en Horizonte de palabras, del poeta Henri Petrie por internet. Ahora que voy a la cama leeré Nada Menos que el singular milagro (La Gracia del arcángel), pequeño libro de poemas de connotaciones místicas. El próximo libro será Cuando María despreció a los rubios de Oakland, poemario contra la invasión y sus cómplices. No omitas esta información por ninguna circunstancia, si? Libros inéditos? Muchos. Poetas que quiero recordar y que ustedes los recuerden? Todos, muy especialmente a José de Jesús Martínez, Esther María Osses, Elsie Alvarado de Ricord y Rogelio Sinán, altamente queridos. Gracias por la entrevista y un fraternal saludo a mis compañeros en la poesía.

moravia ochoa
15 marzo,2006
Rosalina Orocú
GATITA LA MUJER


ella se fue por los caminos
aventuró ,
dicen los años que vivió su vida
arañazos de gato aún le duran
vida cierta o mentira
patinó por los patios de la granizada
se volvió agua, leche, guarumal, está tan sola
aunque sola no está
ni llora soledad
su alma fue elemento que cayó en el desvío
montaña abajo ,desamor de flor
escogió los silencios
no se apura
siempre flor va insistiendo
y resucita
flor de mango y amor


quien le dijo a esta hembra
la mentira más fiera
y la trepó como una cruz al hombro
la castigó por eso
apagando los cirios de sus ojos
haciéndole la guerra

esto no es cuento
esto es crónica roja
o es comedia
apártate, mujer, se derrumba tu casa
la vida es drama que no juega
trampas que van y vienen
eres la pura cáscara de un canto desmentido
por el tiempo

contra ti los cuchillos, las palabras, los vientos
contra ti los heraldos de un mar desconocido
ola de años, horas sin sentido?,
eres un monumento a la buena fortuna
llamada terquedad ,
anda, mujer, coge paraguas, vida
coge la nave, alégrate
que viene el vendaval mas la tormenta
nunca te alcanzará

jueves, 21 de mayo de 2009

LA ZUMBA

Zumba porque tenía pelo de pasa, cortito como piel de coco, dura la pasa. Zumba. Zumba también porque zumbaba cocos, eso dicen, aunque se me hace raro que esta sea la razón. Trepaba las palmeras como ardilla, sangraban sus rodillas, trepaba, sí, la falda arremangada y con filoso cuchillo en una mano, la misma con que subía hasta los cocos y los cortaba, rápida, y allí iban, daban al piso, a la hierbita, los cocos con su agua fresquita, ay qué rica. Zumba zumbadora de cocos, puede que sea, pero creo más bien que por su pelo así la llamaban, burla burlando como dicen, y por las noches –con sus ojos de miedo y color de miel de palo-, con casas. Y si había niños jugando, reía como sonriendo para ella, risita desde su corazón, traviesa, duendecillo, se reía solita sin atreverse a entrar o molestar: No hacía nada más que mirar. Entonces, si la descubrían y le decían ¡zape! huía en estampida. Abuelita, no seas mala, no te rías de la Zumba, dale comida a la Zumba, pero abuela reía y seguía riendo, no con ella sino de ella, falda floreada y sucia, dientes de raspadura negra. La Zumba, Zumbita triste.

Cuándo empezaron las clases, es decir, cuando tuvimos que irnos, el pensamiento puesto en esa muchacha de casi nuestra edad – sería mayor, como decían?- nos perturba a mis hermanos y a mí. –Oye, no te da lástima?- De qué? De la Zumba, tonto, de la Zumba! – Por qué no nos dejaban jugar con ella? – Por qué teníamos que obedecer en esto a la abuela? Era solo buena para los mandados, para los regaños, para divertirse uno viéndola correr detrás de los perros y los gatos, huyendo de los cucharones que le tiraba la abuela cuando ella cogía las mazorcas de la olla y se las comía, a escondidas. Mis hermanos y yo nos mirábamos en silencio, pesarosos, un algo avergonzados.-Yo le dí mi muñeca de trapo, me defendí una vez.-Ah, porque estaba rota dijo uno de mis hermanos. Y me quedé allí, pasmada, pensando. Era verdad. Estaba rota mi muñeca de trapo, Enriqueta Zarabanda –ese era el nombre que le pusimos.-No, no se la di por rota, yo quería a mi muñeca, era mi preferida por así decirlo, no me importaba tanto mi muñeca rubia de rizos largos que lloraba si le tocabas un pitito colocado en su espalda de plástico, y que decía mamá, más me importaba Enriqueta Zarabanda, mi muñeca de trapo regalo de mi tía-niño Dios de todos mis primeros diciembres. No, no se la di por rota, yo quería a mi muñeca,¡ zonzo !, pero, no ves: se parecía a la Zumba, con esa lana de pelo que tenía.. Decía la abuela que la llamaba Zumba por su pelo pasudo, pelo de “ciruela-pasa”. Al darle la muñeca, recuerdo, la Zumba se había emocionado. Estaba, como siempre, en el portalón del patio, jugábamos a las estatuas y al mirón-mirón – de- dónde- viene- tanta gente-mirón-mirón-mirón,- de san Pedro y san Vicente- ella nos miraba con su mirada saltona e inquieta, a veces brillosa, a veces turbia, ojos de río sucio y lento. Un día mi muñeca estaba dormida, tiradita entre las flores de la parte trasera de la casa. La Zumba tenía los ojos puestos sobre Enriqueta Zarabanda. Dejé el juego, fui y cogí la muñeca y estiré la mano, cógela, ordené, y ella abrió los huevos de sus ojos color de miel de palo, se pasó las dos manos por su falda de siempre para tenerlas limpias, y estiró los brazos. Nunca la vimos tan feliz.

.Huyó casi como niña con miedo, con su regalo, antes de que a mí me viniera el arrepentimiento. Así somos los muchachos, así somos de niños. Debo escribir “de niña” como se dice ahora?. Cosas de los géneros. Aún no entiendo bien este asunto. Antes uno decía “niños “ y los varones y las niñas nos sentíamos aludidos. El adulto es un ser muy complicado. Mamá no sabe mucho de este asunto de género ni le interesa. Ella sabe que es mujer y no pelea por eso. Ser mujer y ser hombre, creo, basta, cada quien sabe lo que es, de eso no hay duda dice mamá, lo demás es pura majadería., y hasta a veces es cosa de marimachas pero mamá no nos dice qué cosa son las marimachas. Lejanamente recuerdo que una vez alguien llamó a la Zumba marimacha cuando subía a cortar cocos y a mí me dio pena y casi ganas de llorar sin saber por qué. La Zumba era como un perrito, podría decirse, era un gatito salvaje, daba miedo a veces, pero eso de “marimacha” no sé qué tendría que ver con ella, era una palabra muy fea, muy rara, peor que cuando alguien dijo que esa muchachita no era muy cuerda que digamos, que tal vez era loca. Sería? Oye, mamá, tú crees que la Zumba juega todavía con mi muñeca?- Ya no es tu muñeca.-Cierto, mamá, pero, jugará? Siempre las niñas juegan, acaso tú no?-Basta, y ahora, a callar todos, ordenó mamá. Deben portarse bien para que la muchacha vea (mamá estaba esperando a una muchacha para trabajar en casa como sirvienta, eso oímos) que ustedes son bien portados.- Por qué, mamá? No ves que de pronto, si se portan ustedes mal, no quiere la muchacha venir a casa a trabajar conmigo? Y necesito mucho esa sirvienta.-Mamá y cuándo volvemos a la casa de la abuela?, me gusta el río, los árboles de mango y las naranjas, tú deberías acompañarnos. –Será en vacaciones, niños, la abuela es suficiente, yo trabajo acá, se portarán bien mis niñitos?- Sí, mamá, respondieron a coro mis hermanos. Yo bajé la cabeza.

Entonces llegamos. Mamá paró el coche, dejó de manejar, y de la casita vieja del barrio pobre al que llegamos, salió una muchacha flaca, un poco más alta que la Zumba que recordábamos. Todos clavamos en ella los ojos, vivía en lo que era apenas una casa, cartones, zinc, una filita de cuatro bloques y piedras para entrar sin agarrar lodo. Un desastre. Nos caímos pero la Zumba rió mostrándonos con gestos a una señora vieja, tan flaca como ella, su misma pelambre en la cabeza. Nos miramos mis hermanos y yo. Alegría y sorpresa.- Mamá, grité, esta no es una sirvienta, es la Zumba, Zumba : eres tú? La Zumba, mamá, la Zumba. Alegría y tristeza en nuestras voces. Ella nos miró, de pronto no nos reconoció. Algo habíamos crecido, algo habíamos cambiado. Sin embargo, una extraña lucecita le iluminó de pronto ese semblante tantas veces visto, nos miró una y más veces, incrédula, hasta que -perdiendo un poco su pesada timidez- nos echó encima los brazos, -Zumba, gritamos, eres tú, eres tú! Y la rodeamos admirándola, viéndola de arriba abajo, y apenas vio nuestra alegría un trazo de luz hermosa le atravesó esos ojos de miel de caña, nos echó encima los brazos, nunca antes le habíamos dado un abrazo nunca antes fuimos efusivos con ella, hasta indiferentes fuimos ¿Zumba, gritamos, eres tú, qué bueno, eres tú. Aún nos miraba con cierto asombro, mucha incredulidad. Éramos en verdad nosotros, los muchachos que vacacionábamos en el campo? Reímos todos, alegres. Mamá nos observaba extrañadísima. La Zumba dijo, sí, soy yo, y ustedes ¡son ustedes! Qué alegría, muchachos, qué alegría, son ustedes, Y ella echó a los aires su risa, esa que no conocíamos, y un halo de imprecisa belleza le iluminó la cara.

Zumba querida: ahora lo sabemos, siempre te hemos querido. Podrías entenderlo? Zumba que friegas los platos y cubiertos, Zumba que lavas la ropa sucia, Zumba que planchas, Zumba que coses las camisas de mi escuela, Zumba zumba- cocos, Zumba regañada por la abuela, la vida da muchas vueltas. Hoy te ha vuelto a nosotros, te vemos fregar los pisos de rodillas, sudando como una pobre condenada, ya no juegas con muñecas, no miras nuestros juegos, se ha acabado tu mirada traviesa, Zumba- Zumbita trabajadora, sirvienta, sirvientita, Zumba que estás aquí, dónde estarás mañana?