jueves, 3 de diciembre de 2009

DE TAL PALO

Déjalo en paz, le dijo esa mañana, recién abiertos los ojos, al verla allí, toda despeinada, el cuerpo encogido, mirando el camino que llevaba a la casa. Los codos sobre el soporte de la ventana, aún en camisón de saraza, mírate esas ojeras, se te adivina que no dormiste nada, muchacha, estas desvelada, cierto? Como si lo viera, y ahora qué harás?, será como siempre, las disputas, los gritos de Miguel, tu lloriqueo, las ofensas interminables entre ustedes, este padecimiento no hay quien lo aguante, ya estoy por irme pero me da miedo lo que pueda pasar, déjalo en paz, mujer, si llega no reclames, no chilles, no rezongues, no digas nada, mira que si alza las manos y te toca vuelves a desmayarte como aquel día, válgame Dios, si te pega, si te da un mal golpe qué vamos a hacer? Un mal momento siempre hay que evitarlo, a mí gracias a Dios nadie me alzó la mano jamás. Madre de mis amores, no sé lo que habría pasado si eso sucede, tú sabías que la vida con él sería así, yo soy su madre y te lo advertí, hijo de gato… no es que yo hablara mal del hijo de mis entrañas pero sé que tú no habrías entendido su forma de ser y de querer, siempre fue como su padre, bien lo sé, pero yo a su padre lo acepté como era, no intenté cambiarlo, y él pasaba mujeres a mi lado por así decirlo y yo me hacía la inocente, y guardaba silencio y seguía en el hogar como si nada, haciendo los oficios, hasta que él se cansaba y de pronto una noche cualquiera me volvía a mirar y yo sin decir nada lo aceptaba, y entendía que era su forma de pedir perdón esa suavidad con que rozaba mi cara y sus manos acariciando este cuerpo por encima de la sábana hasta que ocurría todo lo demás. Así eran las lunas de miel con él, miles, y él sabía que yo estaba por encima de la Teresa, de la Fidelina, De Celsa, de la Juana María, por ese detalle que él tanto apreciaba, mi silencio, mi discreto reproche. Yo a él nada le reclamaba, y él me hacía sentir su reina, yo tenía mi forma de ser una especial mujer. Era distinta. Yo lo hice a mi modo y él me hizo al modo de él. Respiraba su aire, yo nada reclamaba. Ese es el secreto: saber ser mujer. No era sumisa, no, pero era la esposa, amiga, amante, la madre de sus hijos. Aguantadora, eso era. Adriana, por favor quiere callarse? Dijo la muchacha sin voltearse, todavía de espaldas. La suegra, mientras tanto, arreglaba la cama, doblaba sábanas y hasta había prendido el reverbero para el café de las mañanas. Buscaba una toalla. En silencio, entró al baño. Un par de lágrimas cayó detrás de los espejuelos, no te lo he dicho, muchacha, te conté acaso que él me daba salivazos, golpeaba las paredes con su cabeza, amenazaba con cortarme el rostro, cosas que una no cuenta, rompía libros, rosarios, vasos, puertas, Rosaura, y una noche tiró la vajilla al suelo y los vidrios saltaron por las paredes y así la vida, en silenciosa guerra pasaba. He mentido mucho para que esa humillación no caiga sobre los hijos, pero así era él, y así pasará contigo porque de todos los muchachos, éste es el que más se le parece, ay Rosaura, y nada puedo decir de esas viejas historias del padre. No todas. A ti menos que a nadie porque abandonarías al hijo o quizás no, quizás serías como yo. Adriana desnudó su cuerpo viejo y abrió la llave del agua. La nuera seguía en el marco de la ventana, en la espera tonta, loca, inútil, peligrosa. Era un baño pequeño. Vio que el espejo arriba del inodoro estaba empañado. Atrás quedaron los días y los años en que soñara tener una hermosa casa, un baño lindo como los que veía en las revistas. El agua seguía cayendo sobre el cansado cuerpo, sobre el cabello largo, gris. Y entonces escuchó la discusión afuera, en la sala, voces que iban subiendo, palabras que iban surgiendo sin sentido, y sintió miedo, se apresuró a salir, Dios mío, líbrame de los violentos, que la paz sea en esta casa, cubre con tu manto sagrado a estos tus hijos.
Descalza aún se vio a sí misma salir del baño (flotar?) y pudo oír la mano ruda golpeando una, dos, tres veces sobre la frágil piel de la joven mujer. Rosaura ¿era Rosaura?, tirada sobre el piso, tenía una mancha rosácea en uno de los pómulos, la nariz sangraba, el hombre no se detuvo y estirando una de las piernas la golpeó en las caderas una y otra vez. Estaba ebrio el hombre. Entonces hizo intento de levantarse, dijo quieres café?, por decir, tratando de parar la ordalía, (así que me ocultabas todo esto, Rosaura), era Rosaura o soy yo? Cuánto se me parece, pensó. No se atrevió a acercarse. Rosaura o la que fuera, en silencio lloraba. Por sus rodillas un hilo rojo, sangre, corría desorbitado. Se estremeció. Se reconoció en la muchacha. Ella y no ella. Se vivió a sí misma… en otros tiempos algo olvidados. Flotaba.

Ves lo que hiciste, dijo sin mirar casi al hijo. El continuó, puños cerrados, mirada bruta, desquiciada. Miró a la madre con cansado silencio, hosco marchito, oloroso a cigarro y a licor. Ella lloraba sin saber qué decir, un recóndito cansancio la abrumaba, mientras el hombre, su hijo, cogía camino, de nuevo, hacia la calle. Vamos al médico, hija, musitó la mujer pero ya ambas sabían que no había nada que hacer, que la espera de nueve meses no se daría, que el hijo de Rosaura, ¿era Rosaura? (¿no fue ésta también su historia?) no nacería. Adriana recordó que un día parecido, hace ya mucho tiempo, a punto estuvo de perder al hijo (no habría sido lo mejor?), igual que le pasaba a esta muchacha. Perdóname, murmuró, de mil modos te lo advertía, bien lo sabes, mientras iba limpiando con una toalla la sangre que salía por la nariz de Rosaura, o Rosa, Raquela, Rafaela... En realidad, encogida, Rosaura o la que fuera, su vivo retrato, su viva vida, se quejaba de dolores más grandes, el vientre y las caderas dolían como si se hubieran roto, y de allí salió el bultito que ambas habían aprendido a querer en esos pocos meses. Cuántas Rosauras, Adrianas, hija, cuántas… hasta cuándo…


II


Se dio cuenta de que el pensamiento volaba como un murciélago malo, y lo detuvo, se negó a pensar en eso tan doloroso que eran sus temores. Lagarto, lagarto, lagarto. Cancelado todo recuerdo feo, no dejes correr tu imaginación, la vida no puede ser tan mala, ni él. Cuánto se había demorado en el baño? Despierta había tenido esta pesadilla? Se quería siempre cuerda, no podía fallar ahora. No se admitía loca, no lo iba a permitir

Adriana volvió en sí, detuvo la memoria de esos años, y espantada gritó ¡Rosaura!, Rosaura, no te dejes, y entendió que los pensamientos habían volado al pasado en vértigo espantoso. Fue entonces cuando la mujer joven dejó el marco de la ventana y asustada corrió hacia esa voz que con desesperación la había llamado dos veces. ¿Qué pasa, Adriana? Miró a la suegra, justo cuando ésta se levantaba del miedo, cuando volvía del pasado al que había ido sin querer. No pasa nada, susurró, y si algo pasó, hace ya tanto tiempo. Promete que lo dejarás, mira que la violencia se aprende pero también se hereda. No tientes al destino, promete que lo dejarás.

miércoles, 22 de julio de 2009

CRITERIOS VALORATIVOS DE LA OBRA DE MORAVIA OCHOA

Con respecto a Raíces Primordiales, libro ganador del Certamen Nacional Ricardo Miró, escribe el escritor Mario Augusto Rodríguez “…este volumen constituye una magnífica eclosión poética, una muy elevada manifestación de sensibilidad artística, por medio de la cual una joven poetisa todavía en la adolescencia revela sus extraordinarias facultades y anuncia para la plenitud, una personalidad literaria de excepcionales capacidades creadoras (….) “ Moravia Ochoa López significa para la historia de la poesía panameña la pureza y la responsabilidad artística, la hondura emocional y la exquisita pulcritud formal. Su advenimiento a nuestra literatura garantiza la continuidad de esa línea de distinción que desde Amelia Denis de Icaza ha ocupado la mujer en la lírica nacional. Y su presencia triunfal en la poesía nueva del Istmo, es la representación más lograda de nuestra juventud en los afanes creadores de la belleza artística. (…) No hay artificio. La emoción poética fluye generosamente por los versos de Moravia, brillantes de originalidad expresiva, calientes de entusiasmo creador. La figura esplendorosa salta constantemente, con alegría y espontaneidad juveniles. La gracia y la agudeza del sentimiento emergen desde el primer verso de cada composición y mantienen la elevación que corresponden a la personalidad poética que alienta en el espíritu de la obra.
La riqueza lírica del alma es la que produce, uno tras otro, los poemas que forman el libro. Y aunque cada uno de ellos tiene una significación cabal, aunque en cada soneto hay la independencia que corresponde a una creación poética, la hondura del sentimiento, la emoción amorosa, la dignidad de las imágenes, mantienen siempre la unidad formal e ideológica que vigoriza la personalidad artística del libro”.

2.

Una revelación literaria: Las “Raíces Primordiales” de Moravia Ochoa López por Mario Augusto Rodríguez
Para el crítico que se especializa en la “medición de los versos” nada hay que pedir en los impecables sonetos de “Raíces Primordiales” la autora está dotada de un finísimo oído, de un delicado sentido del ritmo y la armonía. Los endecasílabos de sus sonetos están cortados con admirable precisión. Pero esa precisión no parece haber sido lograda con el trabajo elaborado de la persistencia correctora, sino con la espontánea fluidez natural de la poetisa. Son sonetos clásicos por la forma. El clásico soneto renacentista no de estilo italiano como podría parecer a primera vista, sino de pura estirpe castellana, de auténtica raíz garcilasista. (…) Cada soneto es la arquitectura espontánea de la naturaleza que edifica árboles y construye

flores sin que falte un pétalo ni sobre una hoja. Cada cuarteto y cada terceto se ligan uno al otro, como el tronco a las ramas y a las hojas. Y en cada de ellos aparece el elemento imprescindible para que el todo alcance el sentido completo que la idea poética quería manifestar, necesitaba decir.

3
Prólogo a Raíces Primordiales por Mario Augusto Rodríguez.
Panamá, junio de 1960.


“Moravia Ochoa López es una muchacha que ha logrado ganar en dos ocasiones el más alto premio literario de Panamá. La confirmación oficial del talento de tan juvenil escritora, será para muchos razón suficiente para el asombro y la alabanza.(…) Lo malo ante “YESCA” es que no cabe ninguna actitud de tibio conformismo o que su autora es una promesa. Mejor es confesarlo de una vez: MORAVIA OCHOA es una escritora de talento. (…) … la sensación de que aquello está escrito por una mujer es tan vívida que hace olvidar los valores literarios de la obra. Se puede agregar – y tal vez con razón- que no esta en sortilegio en la palabra misma, ni en su milagrosa conjugación en frases del más puro sabor femenino, sino que son los temas y la manera de afrontarlos los que le dan la calidad sui géneris a la prosa femenina. El estilo literario de Moravia Ochoa López revela el alma de la mujer en su completa ambivalencia. (…) Fluye la narración entre frases cortas y palabras aisladas, con la vehemente intermitencia de una confidencia. El lector queda prisionero en el juego de suponer más de lo que se dice. Y de manera instintiva se vuelve a leer lo pasado en busca de la verdad. Leer a YESCA por segunda vez es como hablar con una mujer en dos días diferentes de su vida. (…) Después de leer YESCA se siente la impresión de que ha ocurrido algo insólito en la literatura panameña. (…) Es así que para escribir YESCA se necesita más valentía que para enfrentarse a una multitud, porque darle la cara al propio Yo es empresa para hombres y mujeres de verdad. (…) Cuando los que sepan Literatura lleguen a discutir el día de la Independencia de los escritores panameños, encontrarán el primer grito de liberación, escondido entre las páginas de YESCA.”
Del Prólogo a YESCA escrito por el Doctor Manuel Ferrer Valdés
1962.


4
Sobre Juan Garzón se va a la guerra
“Poeta y narradora panameña, representa en su obra las nuevas perspectivas y los inusitados rumbos que adopta tanto la prosa como la poesía hispanoamericana. Si algo caracteriza a su último libro de cuentos es la experimentación y la intención de aprehender y entregarnos en un discurso subyugante los conflictos humanos, cotidianos, los asedios de la vida y el sufrimiento íntimo de los seres indefensos. Pero, hay que subrayarlo sin descuidar el entorno vivencial con lealtad a la sociedad a la que pertenece. (…) Moravia Ochoa, si bien prefiere la narración al diálogo, sin embargo, el nivel en que se comunican sus personajes es el habla propio de su medio, con sus modismos, su léxico singular. Por otro lado prefiere el uso de la primera persona a la tercera, probablemente por el matiz poético y confidencial de su narración. Otra característica que es conveniente subrayar es la sinceridad. A mi juicio virtud de todo buen escritor.

Tomado de la Revista Kachkaniraqmi
Marcos Gutiérrez V Lima, Perú.
Marzo 1993

5
Tomado de la Revista Azor. Barcelona, España
Alberto Álvarez: Escritor y Director de la Revista
Moravia Ochoa, escritora panameña que en 1964 conseguía una mención de honor en el concurso Ricardo Miró con su libro El Espejo es, a mi juicio, dentro del campo literario un ejemplar femenino aparte. Bien pues, por mostrarnos su vida en iun todo, por haber dado con el secreto de “intimigrafiarse”, repito aquí que Moravia Ochoa es en este campo, una escritora aparte.

6
Es ella Moravia Ochoa, con toda su ternura y fortaleza para defender sus ideales, sus posiciones políticas y su capacidad creadora en una sociedad donde hay gente que acostumbra a claudicar, a ceder o a vender su dignidad.
Bárbara Bloise.
Periodista
Con respecto a las Esferas del Viaje
Se trata en muchos sentidos, de una pionera de la femenina modernidad literaria panameña, que analizados sus textos con el prisma actual, sin duda habría que denominar posmodernidad. Y la razón principal se puede reducir a una sola. Esta autora hace una narrativa diferente, difícil de clasificar; CAPAZ DE SUGERIR ESTUDIOS SINGULARES QUE AÚN ESTÁN POR REALIZARSE. Porque es preciso que los críticos nos expliquen cómo es que estos cuentos, precisamente por ser tan personales, tan valientes, tan ellos mismos en su estética peculiar, vistos ahora en su conjunto, al agruparse bajo este paraguas unificador llamado Las Esferas del viaje (cuentos escogidos), ponen decididamente una pica en Flandes. O al menos en Panamá. Y ya es mucho decir.

Enrique Jaramillo L
Panamá, noviembre 2004.

lunes, 13 de julio de 2009

PARA QUEMAR EL TIEMPO


decirte tantas cosas que ahora ya no
solamente son mías
sino que traspasaron la barrera del sonido
la plaza con su luna en menguante
aquella entre la propia oscuridad
(necesidad)
aquella sensación del ominoso y perpendicular espacio
cayendo sobre sí mismo,
casa no había.
no atreverse y si,
aquella duda relampagueando en el horizonte
su noche más palabra sus más extraños ojos
su madera más fuerte su extraño aliento
de mar y caracoles , tú eras cántaro,
era un caballo fuego el gozo sin aplazamientos
en la paz de tus ojos había una fulgurante
humanidad
limpieza
y en la boca
lo inamovible y perdurable

2.

perdóname el desgaste, el gusto a ti que no puedo olvidar
y el hoy ya mudo y sin concierto
nostálgico y obsceno de tanta soledad
se extraña el cielo y las palabras
aquello lúdico en el fuego
se extraña aquella luz y los asombros
no abras la puerta porque es otro tiempo
aquellos días eran de relámpago
hoy llueve y miro aquel retrato viejo
fantasmas de un milagro que aún habla por tu boca
extraño el grueso del silencio que caía en los techos
los árboles y el sello que tenían tus manos
posándose en el cuerpo de la tarde
por Dios, amor, hay fuga en el teléfono
nos oyen
te escuchan, calla, deja dormidas las palabras.

miércoles, 8 de julio de 2009

NOSOTROS LOS POETAS


Nosotros los poetas, los santos locos cuerdos que llaman por ahí
nosotros los guerrilleros de la flor, amadores y zànganos,
nosotros los oficiantes del sol, nosotros santos ángeles conversos,
nosotros los robados, los patibularios y trabajadores, necesitados y reyes
nosotros los robados, los que escribimos un papel que alguna mano cruel desaparece
nosotros los culpables de poesía, de sueños esclavos y esclavizantes
nosotros los conspiradores, señores de la buena palabra
nosotros los abusados, los violados en el mejor sueño que estaría por cumplirse,
nosotros los engañados y caídos en la trampa común
nosotros que jugamos un juego sin jugar
nosotros los constructores, no depredadores, los ensanchadores del cielo,
nosotros los de la cruz a cuestas porque nos acostamos pensando en el dolor del
mundo si es que en verdad deseamos ser o lo que otros dicen que somos,
nosotros los poetas hijos de extraña grey atrabiliaria,
nosotros los oscuros y claros, los negados, arrinconados y temidos,
nosotros los mortales inmortales, los silenciosos que a veces damos qué pensar,
nosotros los monitoreadores del sentir,
nosotros escaleras de un vuelo , los que giramos el botón del corazón para que todo pueda funcionar
nosotros los mansos e iracundos en dependencia de la dignidad
nosotros los que hemos ganado a la lotería de un concurso,
nosotros los perdedores, los que no sabemos si en verdad somos lo que debimos ser
allá y acá nosotros los ingenuos pavorosamente fieles
nosotros los señalados por la infamia, los perseguidos y difíciles porque manada nos negamos a ser
nosotros los soñadores, los generosos, los odiados, los muy queridos ,
los que abrimos caminos y sembramos estrellas, nosotros los estrellados y relampagueantes, herederos de la de la ternura y la inmortalidad, los dadores de vida y de dulzura, nosotros los de palabra derecha e izquierdo corazón que ama con desmesura
nosotros los redimidos por el espíritu, nosotros los espirituales niños y niños tristes
nosotros los que cantamos al amor y a la tristeza, a la muerte y la vida, a la claridad,
nosotros, pendencieros , buscapleitos, nosotros los que en amor amamos,
somos más que un humano, somos dioses
que desde
Dios hablamos y nos damos
TOTAL QUE EL PAPEL TODO LO AGUANTA


Si no me ves sudar ,
no crees que la poesía sea un oficio,
crees que es ocio,vicio, sueño
mañas de mujer loca
atarantada, extraterrestre,
hembra digital a destiempo
perdida sin remedio,
total el papel todo lo aguanta.

Si no me ves sudar
crees que es fàcil
desnudar los amores, la constancia,
nostalgias sin relevo,
el infierno confeso o al desnudo
o la alegría exprofeso,
los disparates que crea la
íntima memoria,
acuerdos y recuerdos.,
total el papel todo lo aguanta.

Si no me ves el miedo, la fatal timidez
que habla de la crisálida
poblando aún los días y los años,
si no me ves un mar
adentro de los ojos
creerás que no lloro
que soy un exabrupto,
que soy bruja o silencio.
Si no me oyes el lamento
por lo que en casa queda
ya sin ningún significado
es que no has conocido a la viajera
que hizo un cielo en la casa
un cielo falso, un cielo de mentiras,
y me herí con un sueño y su tardanza,
no la has oído allí donde la espera
un día de tantos se esfumó.
Si te digo que sueño o no sueño
o que nada ambiciono razonable,
que soy feliz o miserable,
no me creas o haz como quieras,
puedo decirte cualquier cosa
escribir fantasìas por ejemplo, escoger un fantasma a propòsito
que tal vez existiò,
una casa, una làgrima
total que el papel todo lo aguanta.

Si no me ves sudar
y desprecias mi hacer tan sin oficio
como dices o
esta absurda adicciòn a la vagancia
y me obligas a quitar algún gesto
de esos que traen las arrugas
para reìr burlàndome de ti,
si mi trabajo no sirve, nada vale,
es duro oirte pero no te creas,
ésto que hago es vida y es oficio
es sudor , es dolor,
años vividos
duros o magnìficos,
sudo, serrucho el corazón
y lo desvelo
tanto que a veces me preocupa
su golpeteo en el pecho
el espacio que deja
aqui vacìo
porque se ha ido mil veces
sin retorno
volcado en las palabras.
Es verdad? Es mentira? No voy a confesarlo. Hago silencio
y hago magia cuando escribo.
Total el papel todo lo aguanta.

lunes, 8 de junio de 2009

A DÓNDE TÚ, POESÍA

1.
Caminar la manzana...
la calle era una red
una cárcel la casa,
peligro,
blasfemias en las heridas viejas,
ya no existes, no eres,
peligrosa la casa,
el auto con la fiera y un desgano
el árbol del desnudo te da vergüenza, lloras,
duele el llanto y el ahora solo y gris
hoy no tiene un mañana
ni escalera de sol.


2.
Ella hilvana lo que jamás se hilvana:
el corazón;
lo cose pero se hace
migajas, el auto lleva una pájara rota
no tiene llanto
calla su boca
cierra los ojos para no pensar
ha muerto en plena vía la insensata alegría,
lo poco que llevaba , las palabras
silenciadas, miedosas
debajo del estruendo de la máquina
con rock metálico.
hoy la vida no vale
el tiempo acaba tarde
nada vale ni cabe
en el espacio de los zombies y tristes:
la ciudad


3.
Qué ha pasado, poesía
de alma patibularia y trasnochada
alma que no me escuchas ni eres escuchada,
ya nada vales, nada,
eres un trapo sucio , una huida,
escondite,
máscara, cariátide,
te humillan te escanean no como eres,
fotografía en gris, ¿ voz? desaliento,
deja las llaves, la casa no te quiere.


4.
Quién te extraña en la casa,
polillas, comejenes?
insulto diario al techo del hogar,
ellas te extrañarán oh alma,
duérmete, cuerpo, deja en paz la palabra
quiebra los sueños que no tienen ya dueño;
no te asombres si ladra
no te asombre tu fiero
y herido corazón tan quieto ahora

5.
La razón no te esquiva ni te habla
la razón suele irse de viaje
siempre sola
con el habla
rotas las fauces
de la pena enemiga
te cubre de nostalgia la poesía
y entonces buscas, subes al columpio
donde la vida te dejó vacía
y solo encuentras eso: vacío
nada de ganas
pero entonces
a dónde, mi alma, irás?
A dónde flor tan sola exasperada?
No existes ya, poesía?
Te desgajas?


6.
Duele el tormento de vivirse a ciegas
duele la farsa de esperar un tiempo
un mapa, alguna brújula, un guía.
Tu carta hoy imposible.
Duele que caes mientras la lluvia anega
los insterticios del oculto abismo
donde sin paz navegas.

El pasado hace crisis


7.
Círculo del viajante que no llega
esta es la esfera antigua,
viajera oscura, atormentada noche
blues y jazz despaciosos
bolero sin palabras
susurro de un diamante doloroso
con brillo aún.
Luz del Riviera
dime si alumbra
su paso alguna luna,
versos míos están en su amado Caribe.



8.
Dejé la página en blanco
por ti no apostaría
queda una carta por hacer
pero ya no te escribo

Desespero.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Revelaciones.
MORAVIA OCHOA LOPEZ

Por: Margarita Carrera
(guatemalteca)

Algo que se hizo patente en el Congreso de Escritoras y Escritores, celebrado en Octubre en Panamá¡, fue el escaso conocimiento que se tiene de la obra de los (as) autores (a) centroamericanos(as). En efecto, en las ponencias presentadas en el mismo, observamos que existen escritores (as) excelentes, pero que son totalmente desconocidas en CentroamÃmerica, no digamos en Latinoamèrica. Tal es el caso de la poeta y narradora panameña Moravia Ochoa Lopez, quien me obsequió³ dos libros que me impactaron profundamente: fue La casa inmaculada"(poemario) y "Las esferas del viaje". Cuentos escogidos. Moravia es una poeta y narradora fuera de serie. He aquí­ un poema: "Trepadora traspasa/ levántate como lo harí­a el viento/ violento/ y no te agaches/ es mejor ir marcada por un loco dolor/ que no tener sino silencio/ es mejor ir profunda/ que ser la plana tierra sin rosal o sin nada..".

La originalidad de esta escritora se da tanto en sus poemas como en sus relatos. Por algo, Enrique Jaramillo Levi (escritor panameño que tuvo a su cargo la organización del Congreso), al escribir el prólogo a "Las esferas del viaje", señala que Moravia funda "una literatura personalí­sima, auténtica, hondamente social a pesar del tono intimista, a ratos confesional. A partir de su soledad, con sus relatos "hechos de silencios arma un diálogo consigo misma, un dialogo-monólogo, capaz de conmover al lector más frí­o. También puede observarse su talante enigmático y abrumado por la nostalgia o la tristeza. Asimismo, la poeta lí­rica que hay en ella se filtra en sus narraciones que llevan una fuerte carga autobiográfica conmovedora.

No se trata de otra escritora que hace alarde de su feminismo, sino de alguien profundamente humano que emplea la palabra como nunca antes lo ha hecho mujer alguna. Quizás por ello ha sido injustamente relegada. Pionera de la femenina modernidad literaria panameña, esta autora hace una narrativa diferente difí­cil de clasificar. Leamos un trozo de "Aguacero": Una tristeza feroz abrí­a la boca a cada uno de sus pasos. La muerte la rondaba en el sentido inverso de lo que ella supuso siempre que serí­a la muerte. Estaba allí­, calzada de niña buena con su saco de huesos medio ocultos, la tristeza. Ya se le vei­a, suave, suave, y ella tení­a esa tristeza feroz adentro. Así­ era la muerte. Un poco de tristeza suficiente para que no se diga que es alegre, para que no se diga, para que no se piense ˜viene sin más, que ˜no avisa , todas las veces..." Pero en sus narraciones no sólo habla de su dolor oculto, también de esa Panamá herida de muerte cuando fue bombardeada por la fuerza aérea de los EEUU en diciembre de 1989. Leamos este trozo de "Juan Garzón se va a la guerra": "Este es el ejército de los estados-unidos se oí­a por los altoparlantes (Y¿qué rayos será eso que se oía como trueno?), las calles se vistieron de sangre, rodaban los cuerpos, una tanqueta planchó la carne mulata de Nené muerta, los niños pedían a gritos que mamá los cargara en sus brazos, los que dormían despertaban locos por el estruendo, abuelito en silla de ruedas no podi­a moverse por sí­ mismo, llévatelo al hombro, bajalo tú". Moravia no es académica, ni lo pretende. Lo que cautiva en ella es su espontaneidad, su sencillez, su frescura, su talento hondo y puro.














YO MUJER, LA GAVIOTA


1.
Cuatro instantes salvados a la nada
cuatro cuadros al òleo en el tù y yo,
tù jugando, buscando entre las alas
piernas, potranca, flor de la guayaba
tesoros de otros años que procesan
humedades recònditas y vivas
cuevas afortunadas y azarosas
en la humildad briosa, en los escaños
de los minutos apurados, torpes,
lotos que abro, para ti ganados
al tiempo de vivir para tus años
un goce que por gozo es un dolor
2.
Oh dèjame tus ojos, roce, ganas,
tu modo de ofuscarme el corazòn
que te viva despierto en esa luna,
crèame, viveme, dame del sustento
que te bebes diciendo es alimento
o lo bebo contigo, condimento
amor de norte a sur
3.
Ay què tortura de animal que dura
como un polluelo pìcoteando el alma
lastimando la carne que lo apura.
Y no hay rencor.


4.
Por el contrario, amor, dèjame en vela,
deja tu nave desplegada en esto
que fui y que soy.
Dormir en ti quisiera, yo la estela
puertas abiertas dejo entre mis ojos
sin que haya error.

5.
Cuatro instantes salvados, travesaños,
constantes y voraces, amarrados
como una ostra a su vital clamor,
no dejes que se apaguen; cosa nuestra
es el incendio seminal que arde
y premia los apremios del arcàngel
de los templos sagrados, nuestros cuerpos
que se vieron ayer y siempre hoy


6.
En dìas luminosos, sin fracaso,
de impulso irreverente , perturbado
por la culpa que llevo sin pecado
yo me doy al recuerdo postergado,
abro los sellos y àvida las letras
de aquella historia leo ,paz segura.
La magia y la promesa son premura
llana en la frente que tu ser conjura
a mi favor
oh angel sosegado
que entrega la pasiòn y lo apostado.
en introito que espero y no ha llegado.


7.No te ladre la noche ni la tarde,
ven a buscarme porque estoy de fuego
voraz el vuelo y la palabra que arde
la voz con que conoces que me entrego.

8.
Si me llamaste hoy, y si mañana
telaraña creciera en la ventana
por donde con empeño entraste tù
si terminara un gajo del planeta
un pedazo del mar que no tuvimos
un clavo de la barca que no fuimos
queda un gajo mayor, una montaña
frutales que vivimos y comimos
cuerpos que atravesara lo fogoso
dueño y dueña soñando y anhelando
el fèrtil Dios.

9.

En el adentro todo es perdurable
eres y estàs, estoy y estàs
oh alma de gigante,
roble, encina
torre y jofaina cuando somos.

10.

Luna llena de sol yo la hechicera
la que habla el instante y la dulzura
recia madera y flor que se deshace
tormento que me gana
oh fruta oh avellana y juramento
que sin jurar complace en el amor.

11.

Eres costal de apremios, siempre hogaza
de alegrìas supremas,
a tu merced me dejo, no reniego
que ser mujer es mucho màs que cielo
porque cielo me llamas
porque me dices diosa
porque virtudes tengo que te cambian entero.

12.

A veces eres paz, a veces el deseo
a veces la nostalgia o la alegrìa
a veces ola, viento a veces
pero siempre està el fuego.

13.

Apura y no te apures, conjura y no conjures,
atisba y llega, mago, te lo ordeno
aquì estoy en tu cruz arquera desde el fuego
que tù proclamas, escorpiòn de acero,
y entonces soy lo que en ayer quisiste,
mar pacìfico, flor, nacida en mis cabellos
para que la deshagas y de nuevo la vistas
con pètalos de roce codicioso y mundano
bajo la blusa fràgil de un noviembre en enero.

14.

yo mujer,la gaviota, caracol y deseo
soy como me quisiste
soy como me pediste : cielo, estero
agua de càntaro en todo su albedrìo
red y dominio que a tu casa envuelve,
luz de acero.

martes, 26 de mayo de 2009

MORAVIA OCHOA
HABLA CON ROSALINA OROCÚ, PERIODISTA.


La poesía entró a través de la puerta grande: la de la inocencia y los pocos años. o quizás ya venía conmigo desde el vientre de mi madre Isabel María, la María Bonita de mi padre colombiano, don José Vicente. En ambos casos, la puerta sería la de la inocencia, esa misma que mantiene viva mis vértebras y nervios, mi piel para ser más exacta. En los primeros años escolares se decía por los pasillos que yo era una buena declamadora y en efecto me ponían a declamar, pero lo que no sabían era que yo me sentía poeta, que un duendecillo travieso me decía palabras en el alma y yo las dejaba por allí en las páginas en blanco del cuaderno, de los libros, sin saber que era poesía lo que ya iba haciendo. Poesía sencilla que hablaba de una niña que iba por la vida con sueños y presencias, mamá especialmente estaba en esos versos. Fueron los comienzos. Luego en primer año, un profesor, don Justo Casero me dio una alegría. Al principio no supe valorar esa alegría, solo la viví, me sentí feliz porque él había hecho una página para mí en el periódico escolar. No continuaré hablando sobre ello porque en fin, no soy tan importante como para tener cosas extraordinarias dignas de ser contadas, aunque a veces peco de vanidad y ciertamente de un modo u otro creo en mí .Lo de los Premios Miró siempre ganados honorable y responsablemente son historia conocida. y si no la conocen, quede de tarea para los jóvenes y para los no jóvenes. Enseñar y aprender son cosas que deben estar siempre vigentes en el decursar de la vida. Un detalle: no concursábamos por dinero. Lo hacíamos porque sí, por eso de que los duendes, las hadas y las ilusiones que nos viven, obligan a la palabra cuando se es escritor, obligan a las notas musicales a ser bellas cuando se es músico, y obligan a los colores a sembrar de arcoiris el lienzo cuando se es pintor,. Fusas y semifusas, colores y sentimientos, paisajes del corazón con que uno llega a la vida. Creo esto explica un poco el comienzo de las expresiones artísticas, incluida la poesía, en el hombre. Lo demás es oficio, el ejercicio permanente de intentar la belleza.

2- Podría definirla como una cuerda que es tocada por ángeles que pasan por tu vida. el ángel del amor, de la tristeza, de la alegría, de la nostalgia, la esperanza, en fin, de todo lo vital y más, para hacer de la palabra una melodía prodigiosa que te hace feliz cuando logras decir lo que en verdad quieres manifestar. Esos ángeles de la poesía duelen cuando mides el dolor propio o el ajeno; exigen, son muy exigentes cuando aspiras vivir y dejar para los hijos y los hijos de los hijos un mundo limpio, una agua pura donde el hombre beba de los profundos ríos de la nobleza humana que nos lleva a elevarnos, a desear, a pensar y a hacer cosas bellas. Todo lo bello es bueno, del corazón procede. Y al revés. Todo lo que del corazón viene es bello. Por eso amar es bello Y dar es bello. Y ser bueno y noble es hacer poesía. No reconozco a quien se dice poeta y no lleva en sí la nobleza. No hablo de ser perfecto. Perfecto, Dios. Hablo de mirar y pulir lo que del corazón sale, lo que el corazón da. Aquí estoy hablando también de otro de los milagros de la poesía. Si somos poetas, la poesía nos hace buenos y de muchas formas, bellos.

3- Me interesa todo lo vital, lo humano con sus perfecciones e imperfecciones. En verdad todo acto de amor es bello si ocurre dentro de un fuego de ternura. Me ocupo de escribirlo. Yo no busco temas, ellos están en mí, me buscan, son mi fuente, el mar donde mi corazón se hace arena suave, la más suave arena que puedas conocer. No importa si hablas del dolor, de las guerras horrorosas, de los odios y de las avaricias desde naciones poderosas pero crueles, torpemente crueles. No importa si hablas de la muerte, de la depravación, de todo lo terrible. No importa si el tema lo recibes de los siglos con un mundo a cuestas de preguntas no resueltas aún .No importa si el asunto de tu poesía, de tu pintura, de tu música, de tus cuentos son los problemas que nos ha tocado vivir en este fin de siglo pasado y principios del actual. Todo ello hay que decirlo para que conste en el fututo que no fuimos geniales pero tampoco indiferentes al dolor .A veces nos sentimos agobiados por la desesperanza pero el deseo de mejores tiempos para los que estamos aquí, y para los que vendrán después nos llena la mente, los pensamientos, y negamos la maldad, llegamos a la conclusión de que el ser humano no puede ser tan malo por tantísimo tiempo. Sentimos que un nuevo espíritu, renovado, generoso, llegará al mundo y verá con horror todo lo que fue destruido. Siento que el hombre o se destruye para siempre. Hay que hacer la lucha. Ese es el compromiso. Un compromiso de amor que el planeta necesita.


4- Una sola, el corazón que mira con piedad, tratando de entender, tratando de amar y de apostar por la felicidad colectiva. Creo que es el sueño que Dios quiere que soñemos. Esa es la Musa, el ángel, la divinidad en nosotros haciéndose escuchar para que otros a su vez vean y escuchen, entiendan y mejoren. En fin, digo como me nacen las palabras. Pero si lo que deseas saber es a qué poetas he leído más y con más gusto, te diría que a muchísimos: Castro Saavedra, Neruda, Otto René Castillo, Martí, Korsi con su bello "Nocturno en gris", García Lorca, León Felipe, Whitman, Carilda Oliver Labra, Juan Ramón, una larga lista, porque si otra cosa debo añadir es que soy lectora voraz.

5-No me interesa hacer "poesía erótica", hago poemas donde el amor habla e impone sus reglas que el poeta confiesa. Es todo. Cuando vives el estado de poesía es como cuando deseas cantar, lo haces con ganas, la voz fluye, te reconoces en ella y te sientes bien, más buena, más noble, más tú. Nada difícil

6-Escribir exige compromiso. Si no estás comprometido con todo lo vital , si no intuyes o adoptas una responsable posición frente a hechos humanos dolorosos o felices, colectivos, individuales o ambos, si no pones corazón en lo que ves y tocas , si no sabes valorar lo que la vida vale , de qué vale ser poeta. Tengo un compromiso con la vida, un compromiso conmigo, un compromiso con seguir el ejemplo de los mejores. Por eso vivo. Y tengo días alegres porque sé que aún puedo luchar y aportar y pegar gritos poéticos para que el mundo pequeño de mi país abra los ojos y se niegue a ser más soportador de lo que ya es. No soporto ver a un pueblo que sufra y sea indiferente, que sienta el golpe y no pelee. El arte es arma y compromiso. La poesía lo es.

7- Me agrada un librito extenso aunque no se note porque lo hice en edición de bolsillo: La casa inmaculada (poemas), en 2005. Me felicito por las denuncias que he hecho sobre violencia contra la mujer en el cuentario En la trampa y otras versiones inéditas (1997).Me agradan muchísimas de las cosas que escribo y encuentro a cada rato por allí en mis agendas, en hojas sueltas, en cartapacios. Aprecio mi libro de cuentos Juan Garzón se va a la guerra, con sus cuentos sobre la invasión, me gusta leer varios de mis poemas: Mujer, marca sagrada, Nosotros los poetas (parte inédita), Yo mujer, la gaviota. Parte de este material ha sido puesto en Horizonte de palabras, del poeta Henri Petrie por internet. Ahora que voy a la cama leeré Nada Menos que el singular milagro (La Gracia del arcángel), pequeño libro de poemas de connotaciones místicas. El próximo libro será Cuando María despreció a los rubios de Oakland, poemario contra la invasión y sus cómplices. No omitas esta información por ninguna circunstancia, si? Libros inéditos? Muchos. Poetas que quiero recordar y que ustedes los recuerden? Todos, muy especialmente a José de Jesús Martínez, Esther María Osses, Elsie Alvarado de Ricord y Rogelio Sinán, altamente queridos. Gracias por la entrevista y un fraternal saludo a mis compañeros en la poesía.

moravia ochoa
15 marzo,2006
Rosalina Orocú
GATITA LA MUJER


ella se fue por los caminos
aventuró ,
dicen los años que vivió su vida
arañazos de gato aún le duran
vida cierta o mentira
patinó por los patios de la granizada
se volvió agua, leche, guarumal, está tan sola
aunque sola no está
ni llora soledad
su alma fue elemento que cayó en el desvío
montaña abajo ,desamor de flor
escogió los silencios
no se apura
siempre flor va insistiendo
y resucita
flor de mango y amor


quien le dijo a esta hembra
la mentira más fiera
y la trepó como una cruz al hombro
la castigó por eso
apagando los cirios de sus ojos
haciéndole la guerra

esto no es cuento
esto es crónica roja
o es comedia
apártate, mujer, se derrumba tu casa
la vida es drama que no juega
trampas que van y vienen
eres la pura cáscara de un canto desmentido
por el tiempo

contra ti los cuchillos, las palabras, los vientos
contra ti los heraldos de un mar desconocido
ola de años, horas sin sentido?,
eres un monumento a la buena fortuna
llamada terquedad ,
anda, mujer, coge paraguas, vida
coge la nave, alégrate
que viene el vendaval mas la tormenta
nunca te alcanzará

jueves, 21 de mayo de 2009

LA ZUMBA

Zumba porque tenía pelo de pasa, cortito como piel de coco, dura la pasa. Zumba. Zumba también porque zumbaba cocos, eso dicen, aunque se me hace raro que esta sea la razón. Trepaba las palmeras como ardilla, sangraban sus rodillas, trepaba, sí, la falda arremangada y con filoso cuchillo en una mano, la misma con que subía hasta los cocos y los cortaba, rápida, y allí iban, daban al piso, a la hierbita, los cocos con su agua fresquita, ay qué rica. Zumba zumbadora de cocos, puede que sea, pero creo más bien que por su pelo así la llamaban, burla burlando como dicen, y por las noches –con sus ojos de miedo y color de miel de palo-, con casas. Y si había niños jugando, reía como sonriendo para ella, risita desde su corazón, traviesa, duendecillo, se reía solita sin atreverse a entrar o molestar: No hacía nada más que mirar. Entonces, si la descubrían y le decían ¡zape! huía en estampida. Abuelita, no seas mala, no te rías de la Zumba, dale comida a la Zumba, pero abuela reía y seguía riendo, no con ella sino de ella, falda floreada y sucia, dientes de raspadura negra. La Zumba, Zumbita triste.

Cuándo empezaron las clases, es decir, cuando tuvimos que irnos, el pensamiento puesto en esa muchacha de casi nuestra edad – sería mayor, como decían?- nos perturba a mis hermanos y a mí. –Oye, no te da lástima?- De qué? De la Zumba, tonto, de la Zumba! – Por qué no nos dejaban jugar con ella? – Por qué teníamos que obedecer en esto a la abuela? Era solo buena para los mandados, para los regaños, para divertirse uno viéndola correr detrás de los perros y los gatos, huyendo de los cucharones que le tiraba la abuela cuando ella cogía las mazorcas de la olla y se las comía, a escondidas. Mis hermanos y yo nos mirábamos en silencio, pesarosos, un algo avergonzados.-Yo le dí mi muñeca de trapo, me defendí una vez.-Ah, porque estaba rota dijo uno de mis hermanos. Y me quedé allí, pasmada, pensando. Era verdad. Estaba rota mi muñeca de trapo, Enriqueta Zarabanda –ese era el nombre que le pusimos.-No, no se la di por rota, yo quería a mi muñeca, era mi preferida por así decirlo, no me importaba tanto mi muñeca rubia de rizos largos que lloraba si le tocabas un pitito colocado en su espalda de plástico, y que decía mamá, más me importaba Enriqueta Zarabanda, mi muñeca de trapo regalo de mi tía-niño Dios de todos mis primeros diciembres. No, no se la di por rota, yo quería a mi muñeca,¡ zonzo !, pero, no ves: se parecía a la Zumba, con esa lana de pelo que tenía.. Decía la abuela que la llamaba Zumba por su pelo pasudo, pelo de “ciruela-pasa”. Al darle la muñeca, recuerdo, la Zumba se había emocionado. Estaba, como siempre, en el portalón del patio, jugábamos a las estatuas y al mirón-mirón – de- dónde- viene- tanta gente-mirón-mirón-mirón,- de san Pedro y san Vicente- ella nos miraba con su mirada saltona e inquieta, a veces brillosa, a veces turbia, ojos de río sucio y lento. Un día mi muñeca estaba dormida, tiradita entre las flores de la parte trasera de la casa. La Zumba tenía los ojos puestos sobre Enriqueta Zarabanda. Dejé el juego, fui y cogí la muñeca y estiré la mano, cógela, ordené, y ella abrió los huevos de sus ojos color de miel de palo, se pasó las dos manos por su falda de siempre para tenerlas limpias, y estiró los brazos. Nunca la vimos tan feliz.

.Huyó casi como niña con miedo, con su regalo, antes de que a mí me viniera el arrepentimiento. Así somos los muchachos, así somos de niños. Debo escribir “de niña” como se dice ahora?. Cosas de los géneros. Aún no entiendo bien este asunto. Antes uno decía “niños “ y los varones y las niñas nos sentíamos aludidos. El adulto es un ser muy complicado. Mamá no sabe mucho de este asunto de género ni le interesa. Ella sabe que es mujer y no pelea por eso. Ser mujer y ser hombre, creo, basta, cada quien sabe lo que es, de eso no hay duda dice mamá, lo demás es pura majadería., y hasta a veces es cosa de marimachas pero mamá no nos dice qué cosa son las marimachas. Lejanamente recuerdo que una vez alguien llamó a la Zumba marimacha cuando subía a cortar cocos y a mí me dio pena y casi ganas de llorar sin saber por qué. La Zumba era como un perrito, podría decirse, era un gatito salvaje, daba miedo a veces, pero eso de “marimacha” no sé qué tendría que ver con ella, era una palabra muy fea, muy rara, peor que cuando alguien dijo que esa muchachita no era muy cuerda que digamos, que tal vez era loca. Sería? Oye, mamá, tú crees que la Zumba juega todavía con mi muñeca?- Ya no es tu muñeca.-Cierto, mamá, pero, jugará? Siempre las niñas juegan, acaso tú no?-Basta, y ahora, a callar todos, ordenó mamá. Deben portarse bien para que la muchacha vea (mamá estaba esperando a una muchacha para trabajar en casa como sirvienta, eso oímos) que ustedes son bien portados.- Por qué, mamá? No ves que de pronto, si se portan ustedes mal, no quiere la muchacha venir a casa a trabajar conmigo? Y necesito mucho esa sirvienta.-Mamá y cuándo volvemos a la casa de la abuela?, me gusta el río, los árboles de mango y las naranjas, tú deberías acompañarnos. –Será en vacaciones, niños, la abuela es suficiente, yo trabajo acá, se portarán bien mis niñitos?- Sí, mamá, respondieron a coro mis hermanos. Yo bajé la cabeza.

Entonces llegamos. Mamá paró el coche, dejó de manejar, y de la casita vieja del barrio pobre al que llegamos, salió una muchacha flaca, un poco más alta que la Zumba que recordábamos. Todos clavamos en ella los ojos, vivía en lo que era apenas una casa, cartones, zinc, una filita de cuatro bloques y piedras para entrar sin agarrar lodo. Un desastre. Nos caímos pero la Zumba rió mostrándonos con gestos a una señora vieja, tan flaca como ella, su misma pelambre en la cabeza. Nos miramos mis hermanos y yo. Alegría y sorpresa.- Mamá, grité, esta no es una sirvienta, es la Zumba, Zumba : eres tú? La Zumba, mamá, la Zumba. Alegría y tristeza en nuestras voces. Ella nos miró, de pronto no nos reconoció. Algo habíamos crecido, algo habíamos cambiado. Sin embargo, una extraña lucecita le iluminó de pronto ese semblante tantas veces visto, nos miró una y más veces, incrédula, hasta que -perdiendo un poco su pesada timidez- nos echó encima los brazos, -Zumba, gritamos, eres tú, eres tú! Y la rodeamos admirándola, viéndola de arriba abajo, y apenas vio nuestra alegría un trazo de luz hermosa le atravesó esos ojos de miel de caña, nos echó encima los brazos, nunca antes le habíamos dado un abrazo nunca antes fuimos efusivos con ella, hasta indiferentes fuimos ¿Zumba, gritamos, eres tú, qué bueno, eres tú. Aún nos miraba con cierto asombro, mucha incredulidad. Éramos en verdad nosotros, los muchachos que vacacionábamos en el campo? Reímos todos, alegres. Mamá nos observaba extrañadísima. La Zumba dijo, sí, soy yo, y ustedes ¡son ustedes! Qué alegría, muchachos, qué alegría, son ustedes, Y ella echó a los aires su risa, esa que no conocíamos, y un halo de imprecisa belleza le iluminó la cara.

Zumba querida: ahora lo sabemos, siempre te hemos querido. Podrías entenderlo? Zumba que friegas los platos y cubiertos, Zumba que lavas la ropa sucia, Zumba que planchas, Zumba que coses las camisas de mi escuela, Zumba zumba- cocos, Zumba regañada por la abuela, la vida da muchas vueltas. Hoy te ha vuelto a nosotros, te vemos fregar los pisos de rodillas, sudando como una pobre condenada, ya no juegas con muñecas, no miras nuestros juegos, se ha acabado tu mirada traviesa, Zumba- Zumbita trabajadora, sirvienta, sirvientita, Zumba que estás aquí, dónde estarás mañana?